¿Cuántas veces hemos escuchado hablar sobre la depresión en Chile? Está claro que es un término más que cotidiano. Y por más común que sea oír sobre ella, tendemos a verla como algo lejano y ajeno al mismo tiempo, subvalorándola y convenciéndonos de que jamás nos pasará.

Cuando llegamos a la adultez nuestras emociones están de alguna manera conectadas con el entorno en el que nos desenvolvemos, y aunque creer que “estar bien o feliz” es lo esperable, hay momentos en que nos enfrentamos a situaciones que nos hacen sentir tristes o melancólicos. Y si bien existen personas que experimentan estas sensaciones como poco gratas y que quisieran evitar, es raro escuchar alguien decir que cree tener depresión. Pero ¿cuál es el límite donde esta sensación de tristeza debe ser considerada como un cuadro depresivo?

Al parecer en nuestro país este límite está siendo sobrepasado, pues según un reciente estudio del Centro de Estudios del Conflicto y Cohesión Social (COES) en conjunto con el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión (MIDAP)el 18% de la población chilena presenta síntomas de depresión severa a moderada, es decir, una de cada cinco personas. A todas luces esta cifra es un llamado de alerta sobre una realidad que aparentemente no está internalizada en Chile, considerando que se trata de un porcentaje elevado en relación a los estándares internacionales.

De hecho, según informes de la OMS Chile es uno de los cuatro países más depresivos en América Latina a pesar de tener el mayor ingreso per cápita. Inclusive, distintos estudios han demostrado una notoria correlación entre depresión y nivel socioeconómico. Conclusión que se relaciona directamente a la investigación realizada por el COES, donde el 13,3% del decil de menores ingresos presenta síntomas severos de depresión, mientras que sólo el 1,6% los tiene en el decil superior.

Desde el punto de vista geográfico, la presencia de síntomas severos de depresión en Chile es menor en zonas metropolitanas, como Santiago (6,4%), Valparaíso (5,5%) y Concepción (5,3%), respecto de las ciudades grandes (9,4%), medianas (6,9%) y pequeñas (9,6%). No obstante, los síntomas mínimos de depresión se disparan, llegando al 50,6% en Santiago, 54,6% en Valparaíso y 60,2% en Concepción.

¿Cómo está enfrentando el Estado la depresión en Chile?

A pesar de que la depresión y otros problemas de salud mental están cubiertos por el Plan Auge desde 2005, expertos han advertido que la brecha para tratar esta silente enfermedad aún es grande. Por lo mismo, actualmente la oferta ambulatoria a cargo del Minsal cuenta con 146 equipos, de los cuales 97 están enfocados a tratar el segmento infanto-adolescente. Además, la hospitalización psiquiátrica se está realizando mayormente en hospitales generales, ampliando sustancialmente el alcance territorial de este tipo de atención.

Asimismo, algunas de las medidas del Ministerio frente a este panorama han sido mejorar los mecanismos de prevención, rehabilitación, inclusión social, procesos terapéuticos y tratamientos. De hecho, sobre éste último punto ya se han observado mejoras al respecto. Según información obtenida a través del Módulo de Órdenes de Compra de Point, el gasto en la compra de antipsicóticos, antiepilépticos, tranquilizantes y antidepresivos por parte del Estado en estos últimos 24 meses ha crecido un 17% (MAT 2017 $13.741 MM y MAT 2018 $16.075 MM).

En relación a los compradores más relevantes durante este último año móvil, destaca Cenabast con compras que superan los $7.262 MM, abarcando el 45% del mercado. Por su parte, hospitales y municipalidades, que en total representan el otro 45%, registraron gastos de $5.589 MM y $1.680 MM respectivamente.

¿Quieres saber más al respecto? Revisa a continuación las principales compras de antipsicóticos, antiepilépticos, tranquilizantes y antidepresivos que ha realizado el Estado en Mercado Público en estos últimos 12 meses:

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